miércoles, 19 de abril de 2017

Alejandra Omaña Vídeo Porno ( +18 )





Tiene 24 años, es de Cúcuta, prometió desnudarse si su equipo ascendía de división y lo hizo. Se mudó a la capital colombiana después de recibir amenazas por su oficio y desde finales del año pasado se distanció del periodismo para apostar a una industria tan polémica como floreciente: el porno.

Su nombre en la industria de la pornografía es un guiño a dos escritores. Se hace llamar Amaranta Hank.

Amaranta surgió por el personaje garciamarquiano de Cien años de Soledad, y Hank, en honor al antihéroe creado por Charles Bukowski. Pero su cédula la identifica como Alejandra Omaña, de 24 años, nacida en la ciudad colombiana de Cúcuta. Periodista de profesión y actriz porno por vocación.

"Esta era una decisión de tenía aplazada por temor a lo que pudiera pensar la gente, mi familia, pero a finales del año pasado sentí que ya había terminado un ciclo en el periodismo", cuenta Alejandra -o Amaranta- a RT. Entonces optó por hacer lo que siempre le había gustado: "y definitivamente era la pornografía".

Aunque los primeros escarceos con la desnudez y el público ocurrieron cuando en Twitter prometió que se desvestiría si su equipo de fútbol, el Cúcuta Deportivo, lograba ascender a la categoría y así fue. La oncena subió y ella cumplió: "yo nunca había hecho nada de eso (...) pero ya estoy tranquila, ya fue suficiente", dijo hace dos años cuando se dedicaba especialmente a la promoción cultural.

Sociedad hipócrita

Omaña nació en una ciudad fronteriza con Venezuela, una de las áreas limítrofes más conflictivas del sur de América Latina, "en medio del narcotráfico, del contrabando, del paramilitarismo, de la prostitución, un montón de ilegalidad". Su deseo era contar esa realidad y así lo hizo durante unos años hasta que, después de varias amenazas, tuvo que mudarse a Bogotá.

Ya establecida en la capital colombiana grabó su primer video vestida de monja: rezó un rosario, se masturbó en cámara, recibió la reprimenda de su católica madre y el castigo de la distancia familiar. No hubo navidades juntos, ni carnavales y mucho menos Semana Santa.


¿Buena pornografía?

Lo que sí aclara es que no ha dejado de ser periodista, es más, considera puede llevar ambos oficios en paralelo: "pienso que el público en general, poco a poco, ha empezado a entender que hacer pornografía no me hace menos, que puedo seguir ejerciendo mi carrera al mismo tiempo. No son todos pero creo que la gente está volviéndose más respetuosa".

Su posición en cuanto a la multimillonaria industria es la de atribuirle bondades pedagógicas, no tan fáciles de admitir a voz en cuello: "Yo creo que la buena pornografía es educación sexual por excelencia porque nosotros replicamos lo que hay allí, porque nadie más nos enseña qué se hace cuando se tiene una relación sexual y consumimos el porno porque intentar reproducir lo que está allí para ver si nos va bien".

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