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sábado, 11 de febrero de 2017
Fotos Filtradas de Gerardo Ismael Billiris
Vio la foto en televisión y sintió que el corazón se le aceleraba. Los ojos claros, la cara angulosa. Lo reconoció de inmediato. La noticia decía que habían detenido al anestesista Gerardo Ismael Billiris por haber golpeado salvajemente a Belén Torres, una joven que había pasado la noche en su departamento del barrio de Palermo. El hombre había consumido drogas y le había ofrecido cocaína a la chica de 20 años, a la que luego había desfigurado.
La modelo publicitaria de 23 años se estremeció: ella había vivido algo similar en 2012, cuando solo tenía 18. "Cuando vi la noticia de Belén, al principio sentí felicidad… como que en algún momento se iba a hacer justicia. No por Belén, que lamento mucho lo que le pasó, sino por esta persona". Y sin dudarlo, decidió hacer la denuncia que había callado durante años.
La joven se presentó ante la Justicia para deunciar que Billiris, en 2012, le inyectó ketamina, un poderoso anestésico, y que abusó de ella cuando estaba inconsciente: "Me desperté completamente desnuda. Billiris estaba desnudo al lado mío. Había pequeñas manchas de sangre en la sábana que no eran de un pinchazo o de una aguja… y también tenía en mi entrepierna. En ese momento me desesperé".
La presunta nueva víctima de Billiris contó en Telenoche que lo conoció a través del actor y relacionista público Juan Martín Mercado. "En esa época yo consumía. Nos conocimos en un boliche donde yo hacía presencias. Nos pasamos el pin de Blackberry y quedamos en llamarnos", confesó.
Tres días más tarde, Mercado la llamó: "Me invitó a juntarnos a tomar cocaína con un amigo suyo. Yo justo estaba en la casa de una amiga mía de consumo y accedimos".
El RRPP pasó a buscarlas y fueron hasta Beruti 4543, la casa del anestesista. Gerardo Billiris bajó con un maletín mediano y se subió al auto. La modelo dijo que ambas chicas sintieron miedo "porque tenía una cara muy esquelética", mientras que Mercado era "carismático y nos inspiraba confianza". En ese momento, Billiris abrió el maletín y les mostró que "estaba lleno de cocaína, aproximadamente un kilo", según relató la joven.
"Estuvimos consumiendo en la casa de Juan Martín Mercado, no habremos estado más de tres horas… En un momento Gerardo nos mira y nos dice que éramos chicas lindas, de lindos rasgos, finas, delicadas, y que él andaba necesitando una secretaria para ayudarlo con papeles, un trabajo muy simple. Y ambas, con 18 años, nos emocionamos con la idea. Nos dijo que el trabajo iba a ser directamente en su casa y que podíamos consumir cocaína mientras trabajábamos".
Luego, de espaldas a cámara, relató la pesadilla de tres días de drogas, alucinaciones, robo en el Hospital Militar y armas que vivió en la casa del anestesista.
"Fue una 'gira' -lo que se llama 'seguir de largo'- de varios días consumiendo. Fue la primera vez que me ausenté de mi casa por tres días… porque aunque estaba en consumo yo siempre volvía para que mi mamá no sospeche", dijo la chica.
"Gerardo tenía todo tipo de drogas, ampollas… nos mostraba cosas que nosotras desconocíamos… Tras consumir cocaína, él venía y nos acercaba platos durante toda la noche, todo el tiempo. Era muy dadivoso, cosa que es rara en los que están en consumo… Traía y traía… En un momento nos ofrece que tomemos ketamina -un anestésico para caballos que cuando se cocina produce efectos alucinógenos-, que ni mi compañera ni yo habíamos probado".
"Mi compañera accede a probar. Y mientras él la prepara en un microondas me insiste a mí, porque yo en un principio me negué… en realidad, siempre me negué". La joven afirma que la insistencia fue tal que ella finalmente accedió: "Le dije que mi amiga probara primero, ya que ella conocía los efectos que las drogas me producían -que son palpitaciones y ataques de pánico– y que ella me iba a decir si era una droga que yo podía probar o no".
Después habría llegado el abuso, cuando Billiris ya había inyectado el anestésico y mientras la joven estaba inconsciente. Esto es lo que recuerda:
"Cuando mi amiga estaba inyectada y ya no reaccionaba, los dos se pararon frente a mí y me empezaron a presionar. Me sentí arrinconada. 'Dale que somos los cuatro, no cortes el mambo, lo tenemos que hacer, te prometemos que después de vos nos inyectamos nosotros dos'. Yo decía que no, que no, que no…", confesó la modelo.
Relató que ella había visto cómo a su amiga le habían inyectado aproximadamente 7 milímetros de un líquido blanco. El anestesista le dijo que su amiga estaba en ese estado por la cantidad. Y le señaló una jeringa con poco líquido. "Me dijo 'mirá lo que te pongo a vos', y me señaló como si fuese nada 1 milímetro o menos. 'No te va a hacer nada, simplemente para que no cortes el mambo', me insistió. Y no sé si fue por miedo, por no saber decir que no, por la aprobación -esto lo estoy trabajando en el tratamiento-, terminé accediendo con muchísimo miedo".
"Lo último que recuerdo es que me incliné en la cama, Juan Martín me agarraba del brazo, Gerardo estaba preparando la aguja, y cuando la acercó le empecé a decir desesperada -porque me agarraron palpitaciones- que no me inyecte, que no quería, que yo estaba bien con el consumo que tenía…".
"Gerardo nos había dicho que era cirujano plástico, pero ahí me dijo: 'Quedate tranquila que soy anestesista'. Yo le dije: '¿No eras cirujano?', y él me respondió: 'No, ¿cómo pensás que yo tengo todas estas cosas?'".
"Me desperté completamente desnuda. Billiris estaba desnudo al lado mío. Había pequeñas manchas de sangre en la sábana que no eran de un pinchazo o de una aguja… y también tenía en mi entrepierna. En ese momento me desesperé".
La modelo afirma que su compañera no le quiso contar qué había sucedido y que, sin decir una palabra, dejó el departamento con una persona que pasó a buscarla. Y que Juan Martín Mercado "se fue corriendo".
"Ahí me quedo sola en la casa. Llamo a un amigo y le explico lo que pasaba. Como no podía hablar porque estaba totalmente aturdida, atormentada, desesperada, y no sabía qué había pasado conmigo, él me pregunta: '¿En dónde estás?'. Entonces saqué una foto a Gerardo desnudo, tal como lo vi cuando me levanté, e hice las imágenes de las drogas que estaban en toda la casa".
La modelo afirma que le llamó la atención la gran cantidad y variedad de drogas que había en el departamento del anestesista. Así también, se sintió sorprendida cuando Billiris les pidió a ella y a su amiga que lo acompañaran al Hospital Militar para buscar más drogas. "No recuerdo a qué piso fuimos, pero subimos al segundo o tercero. Gerardo saludó y nosotras entramos con él", dice la joven.
Finalmente, la chica asegura que el anestesista tenía un arma en su casa y que ella vio cómo les vendía drogas a dos "clientes". "Fui testigo de venta. Billiris vendió cocaína. Durante el día pasaron dos personas en distintos horarios. La primera tocó el portero, subió y le compró. Gerardo en ese momento era muy paranoico: tenía cuatro celulares y un arma en la barra de su cocina, que nos mostró… Cuando pasó la primera persona para comprarle, nos hizo apagar los teléfonos y sacarles la batería porque él decía que sus teléfonos estaban pinchados y que, aunque estuvieran apagados, también podían escucharlo...".
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